cómo serían unas vacaciones ideales y dietas sanas y dulces

 





Las vacaciones son beneficiosas para la salud

Existen investigaciones sobre los efectos que tienen las vacaciones sobre la salud, y resulta que sufriríamos menos enfermedades si pudiéramos hacer desconexiones o escapadas vacacionales con más frecuencia.

Explica la doctora Marisa Navarro, psicoterapeuta y autora de los libros ‘El efecto tarta’ y ‘La medicina emocional’ que "la necesidad principal de vacaciones la tiene nuestro cerebro, y ello se debe a la conexión que existe entre la mente y cuerpo, pues este último, con los cuidados diarios necesarios, podría encontrarse perfectamente saludable, pero nuestro cerebro necesita desconectar".

Lo ideal es cambiar nuestro paradigma y emprender actividades que aporten aquello que normalmente falta en nuestras vidas. Si nuestro día a día es muy rutinario, ocuparnos con tareas más arriesgadas, o si nuestra vida es de vértigo, mejor salir al campo, la montaña o cualquier lugar que nos de paz y nos relaje.

Por norma, las quejas por salud suelen surgir a las dos semanas de volver de unos días de descanso, es decir, cuando comienzan a desaparecer los síntomas positivos que producen las vacaciones.


Vacaciones saludables por prescripción médica

El informe del INE revela que el 89,2% de los que viajan de vacaciones en verano eligieron como destino principal el territorio nacional y los viajes al extranjero fueron el 10,8% del total, aumentando un 12,2%.
Este incremento también amplía la posibilidad de que, en alguna de estas vacaciones, surjan imprevistos que afecten a nuestra salud.

Es normal y además recomendable, que en vacaciones rompamos nuestra rutina, modifiquemos nuestros horarios, cambiemos el ritmo y nos hagamos ciertas concesiones a nivel alimentario y físico.

Pero sin abusar, porque nuestro cuerpo puede resentirse si no tomamos ciertas precauciones. El organismo está habituado a un orden y de repente practicamos nuevas actividades, probamos gastronomía diferente, nos exponemos más al sol o al agua y variamos el sueño.





 Los cambios de rutina y las visitas a restaurantes que aumentan durante las vacaciones pueden repercutir de forma negativa en nuestra dieta. ¿Qué debemos comer en los meses de verano? ¿Qué alimentos están prohibidos en esta época del año? “La respuesta no se reduce a una, sino que tiene diferentes matices en función de cada persona y sus hábitos”, explica María José Tapia, miembro del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN):

1. Estar hidratados. Esta especialista recuerda que es fundamental una adecuada hidratación y, por ello, se debe incrementar la ingesta de agua así como de frutas y hortalizas que podemos tomar en forma de gazpacho o sopas frías.

2. Seguir la dieta mediterránea, también en vacaciones. “Podría resumirse en utilizar el aceite de oliva como principal grasa de adición, consumir diariamente frutas, verduras, pan y otros alimentos procedentes de cereales (pasta, arroz y especialmente sus productos integrales) o legumbres, moderar la ingesta de carnes rojas y procesadas sustituyéndolas por pescados y huevos; promover la ingesta de alimentos poco procesados y prescindir de los dulces y los pasteles”, enumera Tapia. En su opinión, este patrón nutricional debe mantenerse por sus beneficios para la salud como la prevención de la obesidad y las enfermedades cardiovasculares.

3. Consumir frutas y hortalizas de temporada. En esta época hay muchas frutas y hortalizas que, además de hidratarnos, son muy bajas en calorías. A media mañana y a media tarde son buenos momentos para tomar piezas de fruta como porciones de sandía o melón que a pesar de su sabor dulce son bajas en azúcares añadidos y aptas para personas con diabetes.

4. Eliminar las bebidas calóricas. Para controlar el peso deben evitarse completamente las bebidas que aporten calorías como el alcohol, los refrescos azucarados e incluso aquellas etiquetadas como productos sin alcohol. En cambio, la SEEN sugiere sustituirlas por agua e infusiones.

5. Moderar el consumo de carne. Se aconseja tomar más raciones de pescado que de carne a la semana, sobre todo, limitar los platos con carne roja. En concreto, se recomienda tomar pescado cinco o seis veces de las cuales al menos tres deberían ser de pescado azul.

6. Cuidar las cantidades. Hay que intentar no excederse con la cantidad de comida y huir de las comidas copiosas. “Debemos controlar la ingesta de aquellos alimentos que, aun siendo saludables, aportan muchas calorías si se toman en exceso como los frutos sexos, las legumbres, la pasta o el arroz”, apunta Tapias.

7. Elegir recetas sencillas. Para no incrementar el aporte calórico, la forma de elaboración de los platos debe ser sencilla. Tomar las verduras crudas, por ejemplo, es la mejor forma de aprovechar todas sus vitaminas y minerales.

8. No abusar de las grasas. La SEEN indica que no es necesario eliminarlas pero sí reducir las cantidades e incorporarla a la dieta a través del aceite de oliva. Además, la forma de cocinar condiciona de manera directa su consumo, por eso, es mejor optar por elaboraciones a la plancha, en su jugo o cocido.

9. Comer helados ocasionalmente. Se recomienda tomarlos de forma puntual y conociendo su composición nutricional. En el caso de los postres o los tentempiés, mejor sustituir los helados por fruta o postres lácteos. Los expertos recuerdan que tanto los dulces como los helados no son alimentos fundamentales en una dieta equilibrada.

10. Incrementar la actividad física. Para no aumentar de peso es importante realizar actividad física moderada o suave al menos cuatro o cinco veces a la semana. Con el buen tiempo, se puede aprovechar para hacer deporte al aire libre pero evitando siempre las horas centrales del día.



Cuidar nuestros hábitos alimentarios

Los cambios de hábitos, especialmente en la alimentación, son lo que más nos puede afectar a la salud, independientemente del destino.

Normalmente estos cambios en la alimentación suelen implicar un mayor consumo de productos poco saludables y de bebidas distintas al agua, que no tienen el suficiente poder de hidratación.

Todo ello puede favorecer la aparición de problemas intestinales:

·         Estreñimiento en vacaciones: Sensación de pesadez, falta de apetito, dolor de cabeza, distensión abdominal y malestar general son algunos de los síntomas del estreñimiento. Para la prevención del estreñimiento, lo más recomendable es:

    • Beber unos 2 litros de agua al día. Sobre todo, no nos olvidemos de los pequeños de casa, que muchas veces se olvidan de beber cuando están entretenidos jugando.
    • Evitar el exceso de refrescos y alcohol
    • Mantener una dieta rica en fibra
    • Respetar los horarios de las comidas
    • Realizar algún tipo de ejercicio físico

·         Diarrea del viajero: Ésta aparece cuando viajamos a países con escasas condiciones de salubridad e higiene y se alteran nuestro ritmo intestinal regular.También debido a los cambios de hábitos, o por toxo-infecciones producidas por alimentos en mal estado. Las altas temperaturas del verano aceleran la carga viral y la transmisión de bacterias en lugares públicos, favorecen la alteración de la cadena de frío y los errores en la conservación. Para prevenir la diarrea, debemos:

o     

      • Lavarnos las manos con frecuencia y antes de comer
      • Lavar muy bien frutas y verduras
      • Refrigerar correctamente los alimentos
      • Evita la preparación de alimentos al aire libre o tenerlos siempre protegidos
      • Verifica la higiene de los establecimientos donde vayamos a consumir



Referencias:https://www.quironprevencion.com/blogs/es/prevenidos/vacaciones-saludables-8-tips-disfrutar-sorpresas
https://cuidateplus.marca.com/alimentacion/nutricion/2017/08/12/10-habitos-saludables-cuidar-alimentacion-verano-143904.html


Publicar un comentario

0 Comentarios